(sobre unicornios)
Suenan doce campanadas,
y doce son los pasos
que del sueño al pozo
acunan la marea de susurros.
Erguido sobre cuatro patas,
crin pálida y traslúcida,
el sol más puro en su frente
con un arcoíris en la mirada.
De niña lo soñaba;
en sus ojos verme reflejada.
Decirle: te esperé, yo sabía.
Asiente, que responda: “te buscaba”.
Tras la infantil fijación
me hallo con la esperanza
de que no es imaginación,
sino realidad vedada.
Carne blanda contra pelaje de terciopelo.
Baja el cuello, palpo el cuerno,
La caricia acuna el calor, la chispa;
“¿hay magia?” pregunto.
De tu existencia no quedan huellas,
[ solo un sueño ]
Si te alejas, cómo encontrarte.
Queda en la mano entre los dedos:
una hebra de oro, plata y diamante.
Dice el hombre de las llanuras que escribes de Puta madre 👏👏👏
ResponderEliminarPrecioso😍
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